Autoridades
en Tailandia advirtieron que las perreras están hasta el tope de su capacidad,
luego de que más de 2.000 perros que tenían como destino las mesas del sudeste
de Asia fueron confiscados en los últimos seis meses.
El perro es
considerado un manjar en algunas regiones de Vietnam y China, y cada vez más
estos animales domésticos y callejeros están siendo raptados en las calles de
Tailandia para ser comerciados en el extranjero.
El perro de
Sompong Lertjitcharoenboon, Tao Tao, fue robado antes de Navidad. Justo un mes
antes del Año Nuevo chino, cuando la demanda de carne de perro se eleva
considerablemente.
“Somos un
país budista que cree en la reencarnación, así que matar perros es un pecado”
“Lo perdimos
después del espectáculo de fuegos artificiales”, dijo Sompong. “Pensé que era
sólo miedo y volvería. Nos levantábamos en la mitad de la noche cada vez que
oíamos perros ladrando”.
Mientras
pasaban las semanas, Sompong y su esposa comenzaron a aceptar que Tao Tao no
iba a volver.
Entonces, la
televisión tailandesa transmitió imágenes de un camión transportando 800 perros
hacinados en jaulas. Había sido detenido justo cuando intentaba cruzar la
frontera con Laos.
La redada se
llevó a cabo en Nakhon Phanom, donde el capitán Teerakiet Thong-aram de la
Armada tailandesa dirige patrullajes para tratar de prevenir el contrabando de
drogas y de perros a través del río Mekong.
“La carne de
perro no es popular en Laos. Es sólo el paso. Ésta es la forma más fácil para
el contrabando”, dijo al explicar que el destino previsto para los animales
seguramente será Vietnam o China.
“La gente de
por aquí paga entre 300-400 baht (US$9-13) por un perro. El precio sube a 1.000
baht (US$32) o más en los terceros o cuartos países”.
Los perros
con pelaje oscuro son más apreciados, tanto por sus pieles y, al parecer, por
su sabor distintivo.
El camión
fue incautado a600 kmde distancia de dónde había desaparecido Tao Tao. Sin
embargo, para Sompong representaba un atisbo de esperanza.
Rápidamente
hicieron planes para dirigirse a la ciudad de Buriram, donde recientemente se
instaló un nuevo refugio para atender a la gran cantidad de perros rescatados.
Ya hay más
de 2.000 animales en Buriram, que van desde poodles otrora impecables a una
variada colección de animales callejeros.
Muchos de
los animales secuestrados para el tráfico de comida son perros callejeros, pero
al menos un cuarto de ellos son mascotas.
Paisarn
Pattanadejkul, el veterinario que dirige el refugio, recuerda claramente la
emotiva visita de Sompong.
“Regresó con
su perro en sus brazos”, dijo. “Su esposa le preguntó ‘¿es Tao Tao?’ y él no
pudo responder porque estaba llorando mucho.
Según
Paisarn, cientos de personas han llegado a Buriram con la esperanza de
encontrar a sus perros perdidos, pero Tao Tao es el único que se ha reunido con
sus dueños hasta el momento.
“Me sentí
muy contento, pero muy triste también cuando lo ví en tan mal estado”, contó
Sompong con lágrimas en los ojos. “No debería haber sido así”.
Sin embargo,
detener lo que el capitán Teerakiet llama la “industria de los mil millones” es
casi imposible con la legislación vigente tailandesa.
Es ilegal robar animales de compañía, pero no acorralar a los perros callejeros y meterlos en las jaulas.
La crueldad
hacia los animales no está prohibida, por lo que la ley sólo se rompe en
realidad cuando se hace el intento de sacar de contrabando a los perros de Tailandia.
Al menos un
cuarto de los perros secuestrados eran mascotas.
“En la
escala del uno al diez, yo diría que la preocupación del gobierno por el
bienestar animal es de -1″, aseguró Roger Lohanan de la Asociación Tailandesa
de Animales Guardianes.
“El
bienestar animal representa una gran carga para las empresas, y por eso las
leyes de bienestar animal se han postergado durante los últimos 15 años”.
En el
refugio en Buriram, los perros rescatados se encuentran en campos bien
cuidados, con chozas de paja que dan sombra. A pesar de su creciente número y
la presión sobre el Departamento de Desarrollo Pecuario de Tailandia,
sacrificarlos no es una opción.
“Me temo que
si nos llegan muchos más perros, no vamos a tener el dinero suficiente para
alimentos y medicamentos”, dijo Paisarn.
“Pero somos
un país budista que cree en la reencarnación, así que matar perros es un
pecado”.
Hay muy poca
calma budista en Somporn Kansuwan.
Su perro,
Goh-dum, fue rescatado de los traficantes, pero infectado con una enfermedad
que al final lo mató.
“Odio a esa
gente que se robó a mi perro”, dijo.
“Odio que
esas personas hagan dinero con esas pequeñas vidas. Si la policía me dejara,
mataría a esos que se llevaron a mi perro”.
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