El papa Benedicto XVI ha anunciado este lunes
su renuncia al Pontificado, que será efectiva
a partir del 28 de febrero, a las 20:00 horas. La noticia la ha dado a conocer en un discurso en latín durante un acto interno de canonización.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, ha confesado que Benedicto XVI les
"ha pillado a todos por sorpresa". Lombardi informa en una rueda de prensa de la decisión de Joseph Ratzinger, que considera "muy importante" para la Iglesia.
Aunque
el cónclave de cardenales no ha sido convocado, el Vaticano espera que
elija al sucesor de Benedicto XVI en marzo, según ha apuntado Lombardi.
La renuncia, que sí está prevista en el Código de Derecho Canónico, establece que
para que sea válida es necesario que sea libre y precisa que no puede ser aceptada por nadie:
"Si
el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez
que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero que no sea
aceptada por nadie", dice el canon 332, 2 del Código del Derecho
Canónico, único válido para juzgar el tema.
"Ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente"
Por su parte, a sus 85 años, Benedicto XVI ha explicado a los cardenales
presentes que les había convocado a este consistorio: "no sólo para las
tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión
de gran importancia para la vida de la Iglesia".
El Papa ha afirmado que "después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que,
por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino".
Benedicto
XVI ha afirmado que la decisión la toma "con plena libertad y ante la
falta de fuerzas". Además, ha agregado que es muy consciente de que este
ministerio, por su naturaleza espiritual, "debe ser llevado a cabo no
únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado
sufriendo y rezando".
El Obispo de Roma ha considerado que en el
mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por
cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, (...) es necesario
también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu. Y entonces ha
destacado que en los últimos meses este vigor ha disminuido "de tal
forma que
he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado".
Ante
ello ha anunciado que "muy consciente de la seriedad de este acto y con
plena libertad", renunciaba al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de
San Pedro.
Benedicto XVI fue elegido para la máxima responsabilidad de la Iglesia en el año 2005